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La escuela activa y educación clásica

La escuela Nueva surgió en Europa por la labor que en este campo realizó el filósofo francés Jean Jacques Rousseau, quien pensó en la educación como posibilidad de brindar a los niños un acercamiento a las realidades naturales y materiales del entorno físico y del nuevo panorama industrializado que comenzaban a mostrarse en las ciudades europeas. Discípulo suyo dedicado exclusivamente a desarrollar en la pedagogía las sugerencias de Rousseau fue Enrique Pestalozzi. Resultado pedagógico de este énfasis fue el reconocimiento del niño como centro activo del proceso educativo y no sólo meramente objeto pasivo del conocimiento que el maestro impartía

La Escuela Nueva fue ganando espacio en Europa a medida que la estructura industrial de las ciudades hacía que los niños, jóvenes y mujeres se unieran de manera efectiva a las nuevas prácticas de producción técnica de la economía capitalista. Desde la Escuela Activa se desarrollaron programas curriculares donde los niños no sólo recibían la educación clásica y humanística, sino que se intentaba acercar al niño al entorno político, económico y social de su realidad próxima y no tan próxima. Ginebra, Londres, Francia y algunas ciudades de Alemania se convirtieron en centros de investigación y de estimulación de la Escuela Nueva para todo el mundo. A Ginebra viajarían en la primera mitad del siglo XX Agustín Nieto Caballero, quien se convirtió en un mensajero por cuyo intermedio no sólo viajaron muchos otros a educarse allí en las nuevas pedagogías, entre ellos Miguel Roberto Téllez en 1932, sino que también favorece la venida al país del célebre pedagogo ginebrino Ovidio Decroly. Es así como el país en medio de un inestable clima político y de unas políticas gubernamentales poco duraderas en materia educativa accede, por medio de iniciativas privadas, a políticas de educación innovadora y alejada de las veleidades políticas que se contraponían periodo tras periodo a una continuidad institucional.

La Escuela Nueva se oponía, por un lado al modelo clásico humanista centrado en el conocimiento de las lenguas antiguas como el Latín o el Griego y la formación en humanidades clásicas, lo que era decir filosofía, teología y retórica; por otro lado también se oponía a la instrucción estatal de baja calidad y consistente tan sólo en ofrecer un espacio a los niños y jóvenes para alejarlos de los hogares, pero sin ofrecerles reales alternativas aparte de unos saberes impartidos por profesores poco preparados y en general ocupando sus puestos gracias al pago de favores políticos. La Escuela Activa propiciaba en los niños el acercamiento a los modelos de funcionamiento de la sociedad en la que vivían y de la que más adelante estaban llamados a ser sus dirigentes y profesionales.